Influyente por error
En ocasiones la fama toca a tu puerta, pero ¿qué pasa cuando es la fama de alguien más? Se recomienda actuar natural, y con mucha discreción.
El mero fin de semana del estreno de la serie de Luis Miguel, cuando se volvió a poner de moda el Baby’O, famoso antro de Acapulco al que iba “Micky” y que apareció en el episodio de estreno, mis amigos y yo decidimos ir, de última hora.
Debido a la alta demanda, de milagro logramos entrar, pero no conseguíamos mesa, y pues ya a nuestros años nos resulta muy importante tener dónde sentarnos, ¿verdad?
¡¿Gon Curiel, el de la tele?!
Lo bueno es que soy famoso, y no lo digo yo, lo dijo un desconocido que al verme peleando con el encargado de asignar mesas, gritó:
—¡Ese mi Gon Curiel, soy fan!
Aparentemente, mi interlocutor, que se había cansado de repetirme que no había ni habría mesa para nosotros en toda la noche, se percató de mi inconmensurable fama. Me volteó a ver con mirada estudiosa y cuál fuera mi alegría cuando se le iluminaron los ojitos y dijo:
—¡¿Gon Curiel, el de la tele?!
Tras admitir sin falsa modestia que efectivamente he salido en televisión, el buen hombre se disculpó por el trato que nos dio antes, nos ofreció una mesa tan bien ubicada que estaba junto a la que le daban a Luis Miguel en los tiempos de “La Incondicional”, y se la pasó visitándonos para ver si nos hacía falta algo.
El impostor
Mis amigos me veían con tal admiración que se me hinchaba el pecho por mis grandes logros. Horas después, mi nuevo fan #1 me pidió que lo acompañara a la barra para invitarme un shot que él mismo inventó y por supuesto que accedí, tanto por sus increíbles atenciones como por mi clarísimo alcoholismo.
—¿Te puedo pedir un consejo profesional? —preguntó con shot en mano y un poco de pena—. Es que también soy actor y quisiera mejorar.
—¡Por supuesto! —respondí orgulloso—, en lo que te pueda ayudar, aunque realmente soy más comediante que actor.
Echó una risotada.
—¡Ay, por favor, el modesto! Si te he visto cómo te transformas de la mejor persona del mundo en Club de Cuervos al villano más temible en El Chapo… ¡Gon Curiel, eres un actorazo!
Ya me habían dicho que me parecía a Antonio de la Vega, pero nunca había llegado a esos extremos, por lo que obviamente decidí hacer lo correcto y respondí:
—Tienes razón, mil gracias…, ¿qué consejo quieres?
A partir de ahí, le hablé de técnicas, métodos y hasta trucos prácticos para lograr una buena actuación, aunque mi rol de ficción más grande había sido el de presentador de concurso de imitadores de Pedro Infante en Como Caído del Cielo de Omar Chaparro, que aún ni se estrenaba.
Satisfecho y con ojos llorosos de tan conmovido por tanta sabiduría improvisada, mi ahora alumno me abrazó y me dijo:
—De verdad que eres un gran actor.
Y pues sí, porque se la tragó TODA.
Sin miedo al éxito
Al día siguiente regresé para repetir mi personaje de “Gon Curiel, actor de Club de Cuervos”, sin miedo al éxito de que ya hubiera googleado y descubierto la farsa, y una vez más fui Antonio de la Vega con nombre falso, recibí el mejor servicio, y esta vez sí, ¡SÍ, SEÑORES!, conseguí la mismísima mesa que le daban a Luis Miguel en tiempos de Siempre en Domingo.
Lo que sí debo presumir es que luego conocí a mi hermano gemelo perdido precisamente porque en redes comentó que lo habían confundido conmigo, entonces ahí la llevo con la fama.
Eso sí: dudo que a él la confusión le haya traído algún beneficio. A lo mucho, alguien le ha de haber dicho: “¡A ver, cuéntame un chiste!”.
*Gon Curiel es comediante de stand up, escritor y conductor. Actualmente también lo puedes ver a través del contenido que sube a su canal de YouTube semanalmente.